lunes, 14 de diciembre de 2009

ESCRIBE LA PRIMERA LÍNEA DE CINCO LIBROS

'El amuleto' de Barbara Wood
- La cazadora acechaba agazapada entre la hierba, las orejas pegadas al cráneo, el cuerpo tenso y listo para saltar.

'Caballo de Troya' de J.J. Benítez
- Mi reloj señalaba las tres de la tarde.

'Los Pilares de la Tierra' de Ken Follet
- Tom estaba construyendo una casa en un gran valle, al pie de la empinada ladera de una colina y junto a un burbujeante y límpido arroyo.

'El nombre de la rosa' de Umberto Eco
- Era una hermosa mañana de finales de noviembre.

'El silencio de los corderos' de Thomas Harris
- Ciencias del comportamiento, la sección del FBI que se ocupa de resolver los casos de homicidio cometidos por asesinos reincidentes, se encuentra en un semisótano del edificio de la academia de dicha institución en Quantico, medio sepultada bajo tierra.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

ELIGE UN ARTÍCULO Y COMÉNTALO COMPARATIVAMENTE

Mi elección ha sido rápida, me quedo con el artículo de la Opinión de Málaga 'Enrique está solo' de Domi del Postigo.
Evidentemente, y cualquiera que haya leído los tres artículos a comparar lo sabrá, que me ha conmovido la historia sobre Enrique, 'el abuelete solitario'. Me he decantado por ella, no sólo porque la política ni me gusta ni la entiendo, o porque las viejas batallitas de guerra no me recuerdan otra cosa más que cuanta menos implicación se tenga más indiferencia mostramos hacia un hecho que no queremos que suceda; sino porque los mayores me parecen personas menospreciadas por la sociedad y siento una profunda lástima cuando escucho cualquier tipo de noticia en la que no salen bien parados, ya sea por síndrome de Diógenes, abandono en una gasolinera o maltrato en la residencia de ancianos.
En el citado artículo también se hace referencia a la frivolidad que presenta el resto del mundo frente a las personas de la tercera edad, la indiferencia y la falta absoluta de compasión o empatía. No es que se trate de ofender a la gente o infravalorar sus problemas, porque todos los tenemos; pero la crisis, la hipoteca o el atasco de turno no tendrían que quitarnos humanidad y hacernos mirar para otro lado cuando alguien nos necesita y podemos proporcionarle ayuda.
Y es en escenas como la que relata el artículo donde se demuestra que cualquiera, si quiere, puede hacer cosas, cambiar el mundo, la vida de una persona como en este caso o, sin alejarnos mucho, alegrarle el día a uno, por ejemplo, haciéndote sentir orgulloso y satisfecho por tu buena obra.
He de reconocer que también se tratan historias verdaderas, conmovedoras o interesantes, depende del lector, en los otros artículos.
El escrito por Antonio Gala expone con lenguaje cuidado y directo la ineptitud de la política de nuestro país frente a la situación económica y social actual, que se presenta negativa y con pocas vistas para el cambio.
En el de Arturo Pérez-Reverte se relata una breve historia sobre un reportero y un cámara que trabajaron mucho tiempo juntos en conflictos bélicos. El escritor retrata la personalidad de un gran amigo suyo, diciendo de él que es un tipo gruñón, perfeccionista y un gran profesional; además de hablar de la amistad que les une definiéndola como una relación que, aunque para ojos extraños resultara fría o distante, en realidad era fuerte y donde existían el respeto y afecto mutuos.
En cuanto al fondo está todo dicho, pero respecto a la forma es evidente que, tratándose de escritores reconocidos y profesionales, la forma de expresión y el lenguaje usado son correctos e inapelables. Eso sí, en cada caso pueden apreciarse diferencias en cuanto al modo de contar los hechos, utilizando ironías unos, bromas otros, frases directas o con doble sentido, lenguaje coloquial y sencillo (en el caso de Pérez-Reverte) o un uso más rimbombante y adornado de la lengua (como en el caso de Antonio Gala), etc.
Para gustos los colores, y por ello veo una clara diversidad en los artículos tratados, diferentes temas, formas de expresión, cada uno de distinta extensión; pero siempre ofreciendo una cara de la realidad no siempre vista y merecedora de una especial atención.

jueves, 3 de diciembre de 2009

LOS MEDIOS: ¿COMUNICACIÓN O LITERATURA BARATA?

Creo que todos conocemos (al menos los que no sólo nos plantamos delante del televisor para ver Sálvame o Ana Rosa) el caso de un joven, con novia, ésta con una hija pequeña, viviendo juntos. En fin, este muchacho tenía una vida. Y fíjense en el tiempo verbal, digo 'tenía' y no 'tiene' porque tras los sucesos ocurridos recientemente el mundo de un chaval, de una madre, de una hija, y hasta de los medios de comunicación, ha dado no una vuelta de trescientos sesenta grados, sino dos o tres por lo menos.
Todo resultó ser una desafortunada cadena de acontecimientos. Primero, una niña muere. A continuación, y tras un examen preliminar, el forense dice haber encontrado indicios de abusos sexuales y maltrato. Y en una niña de tan sólo tres años. En seguida, sin esperar los resultados de la autopsia definitiva, sin confirmar las teorías o investigaciones que sigue la policía, se empieza a difundir la noticia de que un joven ha maltratado y abusado sexualmente de la hija de su compañera sentimental. Por supuesto, debido a las características del caso y que la víctima era una niña tan pequeña, se vuelve especialmente desagradable y se convierte en una polémica que acapara telediarios, programas de televisión, de radio, etc. Todos vapuleando indiscriminadamente al 'presunto' autor de los hechos, pero sin dar ninguna presunción de inocencia en sus argumentos y críticas. En cada conversación o debate en el que saliera a colación el tema, se trataba de linchar verbalmente (y muchos también mentalmente de forma física) a la persona que no había sido ni acusada por la justicia, ni detenida por sospechas de haber cometido los hechos. Cada colaborador, supuesto periodista, o a veces ni siquiera eso, ofrecía su totalmente desinformada y para nada contrastada, opinión sobre el, recordémoslo, 'presunto' culpable, pero apartando lo primero.
Lo comprendo, e incluso he formado parte de alguna que otra conversación con mi madre sobre el tema, o la he presenciado en televisión, y he estado de acuerdo con los adjetivos, tan duros y desagradables que acompañaban al caso, especialmente al que consideraban su autor. Sin embargo, cuando escuché cómo el presentador del telediario de una conocida y prestigiosa cadena de televisión (que desde luego dinero no le falta para contratar a periodistas, o siquiera becarios, que contrasten las noticias) y no voy a decir el nombre de Telecinco, que días antes había comenzado las noticias con este caso y tildando al presunto autor de 'monstruo' y que había calificado los hechos como 'aberraciones que pocas veces pueden verse en un ser humano', ofrecía hoy la nueva versión, me quéde pegada al sofá. Por lo visto el médico encargado de realizar el examen de la pequeña, se equivocó con sus primeros análisis y comunicó unas conclusiones que, además de precipitadas, fueron erróneas. Lo que confundió con abusos sexuales no eran tales, y tampoco hubo maltrato, en realidad la niña presentaba una enfermedad en la piel y una fuerte caída (que posteriormente se supo que era de un columpio), no había nada de lo anteriormente mencionado.
Y digo yo, ¿dónde se sacó este hombre el título de medicina?, ¿por correo electrónico o en un curso de CCC?. Peor aún, estos supuestos (y éstos sí que son supuestos porque demuestran todo lo contario) periodistas, que difundieron tan rápidamente una noticia, cebándose además con ella, que no tenía ninguna base contrastada ni autorizada, qué se suponen que estudiaron. Tal vez se pasaron la mitad de la carrera en la cafetería. Y prefiero pensar eso antes que descalificarlos, igual o más aún de lo que lo han hecho ellos contra este joven. Porque de lo contario no entendería cómo le cabe a uno en la cabeza destrozarle la vida a una persona, olvidarse por completo de la presunción de inocencia y seguir durmiendo por las noches. No, eso no. Prefiero no encender la televisión, ni la radio, ni siquiera escuchar a la portera chismorreando con la vecina del quinto, porque ya no sé qué es peor, si saber las cosas o no saberlas. Y que para historias inventadas ya están los libros y gastan menos luz.