jueves, 19 de noviembre de 2009

'JUAN CACHO O UN CACHO DE JUAN' RESUMEN

Juan Cacho es un joven de 33 años, licenciado en Matemáticas, vive solo y varios días a la semana da clases particulares a su vecino, Ángel. En los meses de verano trabaja como profesor en una academia que pronto abrirá sus puertas y en la que queda prendado de una chica, Amparo. La vida de Juan es tranquila, da sus clases, sale con su gran amigo de la infancia, Vicente el Dedos, que aunque lleva un dudoso pasado legal a cuestas es un gran tipo, y a veces va a visitar a su madre. Pero esta vez, el verano le traerá unas cuantas sorpresas. Todo comenzó en la que parecía ser otra aburrida reunión de vecinos cuando, de repente, la mujer del presidente cae desfallecida y muere al instante. Tras el funeral Nieves, la hermana de Ángel, se encuentra muy consternada por lo sucedido y más tarde, al escuchar risas en la casa de su vecino, el marido de la fallecida, se queda tan confundida que empieza a sospechar y hace partícipe a Juan, y al final también al Dedos. Entonces, Juan les hace saber que cuando estuvo en casa de su vecino el día de la reunión encontró unos videos y algunas revistas pornográficas y a Nieves se le ocurre que vayan a casa del vecino para revisar esos videos que creen sospechosos. Mientras tanto, el jefe de Juan le pide que busque a alguien para hacer unas obras en la academia y éste ofrece a su amigo Vicente. Tras revisar los videos y cedés, Juan y Nieves pudieron ver a su vecino, Odón Camuñas, manteniendo relaciones sexuales con diferentes jovencitas, entre ellas, Amparo; y otras escenas en las que se veían a chicas en unos servicios. Después de esto, en una visita a la academia en obras, Juan descubre, aprovechando la ausencia de su jefe, unos cedés en su despacho con una serie de páginas webs con claves de acceso que no consigue descifrar. Decide dárselo a Ángel, que entiende más de informática, y el chico descubre que se trata de una lista de webs porno y las claves para permitir el acceso al dueño de las páginas. Ángel exige saber qué está pasando y Juan acaba por contárselo todo. Entonces llegan Nieves y el Dedos, y éste último cuenta que en la obra de la escuela se encontró tras una pared una cámara web. Y al instante, Juan recordó que cuando llegó a la academia el día que descubrió los sospechosos cedés con claves extrañas en el despacho de su jefe, momentos antes le había sorprendido quitando un halógeno del techo del cuarto de baño, y entonces empezó a atar cabos. Reconoció que los servicios que le habían resultado tan familiares de los vídeos que encontró en casa de su vecino eran los de su academia, y que seguramente Juan frustró el intento de su jefe de quitar la cámara cuando lo sorprendió. Entonces, ordenó a Vicente que pusiera la cámara en su sitio y a Ángel que siguiera investigando las webs para corroborar si Jaime, su jefe, era el dueño. Ya entrada la noche, Juan se acercó a casa de su vecino, el presidente, con la excusa de que había encontrado la solución a un complicado problema que éste le había planteado con anterioridad. Tras esto, empezó a ordenar en voz alta las piezas del puzzle que tenía en su mente y que ya le encajaban, y empezó a relatar su teoría. Odón se puso en contacto, no se sabe cómo, con Jaime Calahorra, que grababa videos de chicas en el servicio de su academia y luego las chantajeaban para que hicieran lo que ellos querían. Seguramente la mujer de Odón encontró los videos en casa, quiso divorciarse o contarlo, quién sabe, y por ello, tuvo que matarla introduciendo un veneno en la tetera donde sirvió el té en la reunión de vecinos para que muriera de un infarto, cosa probable, y en presencia de testigos, para más credibilidad. Al terminar, llamaron a la puerta, era la policía para llevarse al Sr. Camuñas. Juan estuvo declarando toda la noche en la comisaría y, una vez en casa, recogió un sobre que pasaron por debajo de la puerta, en la que Amparo contaba cuál era su papel en todo este asunto. A la chica, por lo visto, le interesaba el tema del porno en Internet, así que se involucró con Jaime y Odón y empezó a grabar videos sexuales con este último en su casa bajo la tapadera de que eran clases particulares. Pasada una semana, Juan se encontró con Nieves y la invitó al café que tanto tiempo llevaban deseando.

'JUAN CACHO O UN CACHO DE JUAN' PRÓLOGO

Juan Cacho o un cacho de Juan, definitivamente lo segundo, porque tras leer este libro me he quedado con ganas de más. No se trata de un final abierto, no. Pero le pica a uno el gusanillo de saber qué pasará con los personajes después de lo sucedido, qué otras más historias pueden darse en esta peculiar comunidad de vecinos. Y es que la historia mezcla tintes policíacos, juveniles, eróticos… hay para todos los gustos. Incluye lujuria, fantasías indecentes, devaneos adolescentes, juergas. Pero también se retrata al jefe, los empleos mal pagados, los errores del pasado, el uso o el mal uso de las nuevas tecnologías, las mentiras… Todo ello hacen de Juan Cacho un libro recomendable de leer, que empieza suave para los que temen adentrarse en el mundo desconocido de la lectura pero que, una vez dado el paso, te atrapa con su intriga para que te quedes hasta el final. Es una mezcla de cotidianeidad y, a la vez, de cosas que no pasan todos los días ni a todas las personas, que hace que puedas identificarte con los personajes, reconocer algunos acontecimientos y desear otros. Y todo tratado desde el más puro y peculiar estilo humorístico, con socarronería y comparaciones rebuscadas pero no malintencionadas, que pueden arrancar más de una sonrisa al lector.
Por último, y permitiéndome el lujo de imitar una frase muy utilizada por el protagonista, les digo que: 'Pasen y vean'. Es decir, les invito a abrir las 'puertas' de este libro y les deseo que lo disfruten, como lo hice yo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

MICRORRELATO

"BABIA"
Érase una vez un pueblecito llamado Babia. Un grupo de estudiantes del primer curso de Medicina decidieron pasar el puente del Pilar en el que, según tenían entendido, era un paraje natural maravilloso, constituido básicamente por un pequeño número de habitantes en casitas encantadoras diseminadas entre altas montañas nevadas. Este misterioso y recóndito lugar, donde la tecnología aun no ha llegado a las viejas y casi derruidas casas, los escasos habitantes, que casi suman entre ellos la edad de Jesucristo, se entretienen paseando cabras al estilo Heidi y el único "niño" del lugar, con 60 añazos, sigue pensando si irse o no de la casa de sus padres, les pareció a nuestros estudiantes el sitio perfecto donde realizar un estudio sociológico para una clase.
En esto que se encontraban estos cuatro muchachos en el coche de uno de ellos para dirigirse, por fin, a este increíble (y nunca mejor dicho) pueblo, con el maletero lleno hasta los topes, y todo organizado salvo el lugar de destino. Y es que habían estado tan ocupados preparando todo lo que necesitarían para el viaje e ilusionados por haber encontrado un tema de estudio, que además de proporcionales una buena nota les asegurarían interminables risas, y no precisamente "con" los habitantes; que no habían caído en la cuenta de que ninguno de ellos conocía el paradero exacto del desconocido pueblo.
Después de un largo rato echando culpas unos a otros por ver irrealizable el ansiado viaje, reflexionaron un momento y uno de ellos preguntó: "¿Cómo habeis sabido de la existencia de este pueblo?". Uno respondió: "A mi me lo dijo un chico de la clase de Anatomía de 2º". "A nosotros también", dijeron los otros dos.
Y entonces cayeron en la cuenta, se la habían jugado, no existía el perdido y ridículo pueblo de Babia, no había ningún paraje perdido entre las montañas nevadas donde el único modo de entrar dependía de que alguno de los habitantes te invitara a pasar... Había sido todo una broma, una novatada de los veteranos. El nombre de Babia, como habían bautizado al imaginario pueblo, hace referencia a la expresión "estar en babia", como "estar en la Luna", que significa estar como ausente o ajeno a lo que sucede alrededor, como los ficiticios habitantes de Babia...

martes, 10 de noviembre de 2009

REESCRIBE EL TEXTO CORRECTAMENTE

ORIGINAL:

Un hombre el cual se le perdió su hija que era India No sabía si la habían secuestrado o se la había llevado su mujer pero la desesperación era grandísima. Al final se la encontraron muerta en un desván.

CORREGIDO:

Un hombre, al que se le perdió su hija india, no sabía si la habían secuestrado o se la había llevado su mujer. La desesperación era grandísima. Al final, se la encontraron muerta en un desván.